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La Fayette, el revolucionario conservador

El marqués de La Fayette fue un personaje legendario, de esos que aparecen en la historia de vez en cuando. A caballo entre el siglo XVIII y el XIX, fue militar, político y aristócrata francés, que vivió los acontecimientos más importante de una época convulsa tanto en Europa como en América.

Fue un personaje moderado en todo el término literal de la palabra, considerado demasiado conservador por los liberales y excesivamente liberal por los aristócratas.

Independencia norteamericana

Tras la sublevación de las colonias de Norteamérica de la corona inglesa en 1977, el joven capitán de Dragones, se embarcó rumbo a Filadelfia para unirse al levantamiento. Y eso pese a la oposición de su propio rey, el borbón Luis XVI. De la mano de George Washington participó en las más importantes batallas de la contienda, como la de Yorktown (1781) .

La Fayette fue considerado demasiado conservador por los liberales y excesivamente liberal por los aristócratas.

La Fayette con George Washington
Encuentro del marqués de La Fayette con George Washington en 1777.

El marqués de La Fayette y Revolución Francesa

Como muchos franceses que participaron en norteamérica, nuestro protagonista regresó con sangre revolucionaria en las venas y fue de los primeros en unirse al levantamiento que culminaría con la Revolución Francesa. El gran prestigio militar que había adquirido junto los sublevados de Washington, le llevaron a liderar la Asamblea Nacional y comandar la Guardia Nacional. Sin embargo sus ideas no eran tan extremas como la de muchos de sus compañeros, y esto le comenzó a enfrentar a los líderes del movimiento. Opuesto a los ataques contra el rey, en 1791 se produjo su mayor lunar, en los que se conoce como la “matanza del campo de Marte”. Al parecer La Fayette ordenó la carga contra una manifestación de varios miles de personas que solicitaban destronar al rey. Costó la vida a medio centenar de manifestantes, resultando heridos muchos más. Enfrentado abiertamente al régimen revolucionario terminó costándole el exilio.

Por la intercesión de Napoleón, pudo regresar a Francia pero el futuro emperador le mantuvo alejado de París.

Nueva revolución en 1830

De nuevo revolucionario, apoyó a Luis Felipe de Orleans en sus pretensiones como aspirante al trono francés y de nuevo se puso al frente de la Guardia Nacional, aunque terminó desencantado de las promesas incumplidas del que sería el último rey de los franceses. Apenas cuatro años más tarde, el 20 de mayo de 1834 fallecía en París. Fueron 76 años dedicados enteramente a apoyar revoluciones a un lado y otro del océano.

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